Alinear(se)

Escribo este post después de unas semanas en las que he pasado por muchos de los estadios emocionales posibles conocidos: tristeza, pena, alegría, pasión, ira, rabia, decepción, frustración, cariño, angustia…

Una situación inesperada ha hecho que mi interior se removiera. Piensa en una mesa de billar, tienes el palo, tiras primerx, has de romper… y vaya si rompes. No metes ni una, todas las bolas desperdigadas por la mesa. Bien, la mesa es mi cuerpo, las bolas todo lo que hay dentro (pensamientos, emociones…)

Tu cabeza (puede) es tu peor enemigo. Te preguntarás, por qué? Principalmente porque tú no eres tus pensamientos ni tus emociones. Tú no eres lo que piensas ni lo que sientes. Inmediatamente después de un pensamiento, sientes una emoción. Ambos son efímeros, depende de ti si quieres apegarte a esa imagen de tu cabeza o a ese sentimiento que se ha creado a raíz de la imagen.

El trabajo reside en no identificarte con los pensamientos ni emociones. Si sientes tristeza por algo que ha ocurrido, acepta esa emoción, sostenla, pero no te identifiques con ella. Dale espacio, abrázala.Pasará. Que te afecte, es tu responsabilidad, tú escoges si seguir aferradx a ella o simplemente aceptarla (que no resignarse).

Me he dado cuenta que sufro más por mis pensamientos, algo que llevo trabajando varios años y hasta ahora no había sido tan claro. Teniendo en cuenta que la meditación fomenta el observarte desde otro lugar, sin identificarte con nada, me ha sido necesario tiempo y ahondar en la lectura para ser realmente consciente de esto.

Dualidad
Dualidad.

La felicidad, también es fugaz. Nos han enseñado que, además de recibir constantes mensajes de positivismo, el propósito es encontrar esa felicidad. Estoy en desacuerdo, o al menos me lo cuestiono. Me decanto más por la paz interior. Siempre y cuando, los temas que te mueven (especifico: eso que no está curado, que prefieres dejar atrás porque crees que solo ya se pasará) estén cerrados para ti.

Agota el hecho de que los demás tengan puestas en ti expectativas, porque te sientes en el deber de cumplirlas, aún no queriendo. Si eres una persona que está dedicada a los demás, llega un momento que te dejas de ocupar de ti para estar por el resto, porque crees que es tu deber o por reconocimiento… sea el motivo que sea, te dejas. Te das cuenta de ello cuando ves respuestas en los demás, donde en cierto modo «te reclaman» eso que tú les has dado. Es agotador pensar constantemente en qué decir/hacer para que la otra persona no se sienta ofendida o molesta porque no es lo que espera de ti. Lo peor, que encima te sientes mal por reclamar(te). Por poner límites.

Cuando crees que haces un paso hacía delante en tu proceso de crecimiento personal, BAM! Ostia, que vuelves otra vez a la casilla anterior. Algo que te recuerda que, para seguir avanzando, has de aceptar la realidad tal cual es, sin dramas ni interpretaciones mentales (o pajas mentales, como quieras llamarle). Es un no parar… al fin te sientes agradecida por contar con personitas bonitas que te acompañan en este proceso, empatizan contigo y, sin importar si fallas o no, te dan la confianza suficiente y siguen de corazón apoyando todo lo que quieres hacer.

El título de este post hace referencia un poco a alinear(te) contigo mismx, con lo que te pide el cuerpo, tus valores, tus metas… una conexión más profunda, sin olvidar en trabajar para que todo se alinee y puedas brillar en todo tu esplendor.

Este post es cortito, no quiero extenderlo más porque creo que lo desvirtuaría.

Te dejo mi canción, muy ochentera, por supuesto. Temazo!.

Un abrazo.

Deja tu comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.